domingo, 18 de mayo de 2008

DE BRIGADAS Y OTRAS HIERBAS AROMÁTICAS

POR FRANCISCO ALTAMIRANO
A Yoro, un auténtico komsomoletz .

La brigada de Devetii Septemvrii , sin ser la única, fue una de las más organizadas y, además, participativa y altamente productiva. Ejemplar en su género porque involucró a tantas personas no sólo de Latinoamérica sino también búlgaros de los subsistemas de secundaria y superior y a otros extranjeros. Interactuó con la gente que vivía en el pueblito, sobre todo con jóvenes y adultos que trabajaban en el Combinado de Tselenchutzii.

Veo a un absorto y afanado, Tony "craneando" la composición del seleccionado que habría de enfrentar en unas horas al equipo local juvenil. La selección latina aún busca en los dormitorios del campamento zapatillas, medias y demás accesorios en calidad de préstamo para esbozar el amado y sacratísimo uniforme. Tristeza sale apurado de su buhardilla con un sospechoso maletín entre sus manos, en el que guarda no sólo su "camiseta" sino materiales frágiles e inflamables que serían utilizados después de "la victoria".
Desde luego, en el equipo quedan emplantillados oficialmente al menos para los primeros cuarenta y cinco minutos Tony (capitán), Dieguito, El Pato (ñaño plovdichano), Baca (puerta), Rodrigo Medrano, Mario Jinoteguita, Rorro Careflauta (chileno), Boliche, Paloegato, Caboepuro y Yoro. En la banca los anormes talentos del balompié: Peduchi, El Chico, Chico Chileno, El Indio Bolivar, Caluga de Lata (Mario), Tristeza, L'Gitane, Chapotín, Willy y otros(sobre todo beisbolistas).

El chavdar albiceleste espera a la entrada del combinado para transportar al equipo latino que va acompañado de la barra bravísima, encabezada por los dos ases: Miguel Angel (Amanda Miguel) y Olmedo . Respaldan la tarea de promoción y divulgación de Latinoamérica algunos consagrados del piano y la guitarra, del divino néctar y de las danzas: Push and Pull, Gabby, Liz Edel Rocha, Alina, Madelda, Olivia, Quique, Juan Glasses, Termo (chivísima), Jorgito nica.

Fue una batalla campal, en la que los dos oncenos dieron hasta sus últimas energías por sus respectivas causas y camisetas. La verguenza deportiva mostrábase fácil entre los gladiadores: un Rodrigo Medrano contusionado sin necesidad de falsas jugadas para reprises televisivos, Tristeza que llora a moco tendido porque falló un penal, cabezaso de Mario Siles que va a dar a la red contraria, el portero búlgaro impotente ante la segunda bala de Colt 44 que perforó su propia red, el Chapotín que cae desmayado después de su gol de oro de la victoria para su gente. Fue una tarde memorable para los atletas e inchas de uno y de otro lado.
Qué lástima que no asistieron al derby local ni Stoichkov ni Ilíev ni Mijailov. Los manes se lo perdieron, a pesar de la cercanía del diminuto Devettii Septemvrii, allá, en la Mila Maika.

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