viernes, 8 de febrero de 2008

GRUPO CULTURAL LATINOAMERICANO


Por: Francisco Altamirano (Nicaragua).

Este esfuerzo es dedicado a su gran amigo, Emilio, de Cuba.


El desmoronamiento del socialismo y sus consecuencias ya de todos conocidas, influyeron de inmediato en los asuntos más triviales de la vida cotidiana de los pueblos de Europa Oriental.

Los becarios de las distintas provincias de Nuestra América, entonces volvieron sus ojos perplejos hacia su propio acervo cultural, levantando las inevitables banderas de las coincidencias: mestizajes, idiomas, costumbres y las utopías. Posiblemente las sangrientas intervenciones militares de los gringos en Panamá, El Salvador y Nicaragua, hayan influido en el nacimiento de nuevas formas de expresión cultural latinoamericanas en Sofía, principalmente.

El Grupo Cultural Latinoamericano es hijo, creo yo, de ese complejísimo contexto sociopolítico: por un lado, los estudiantes latinoamericanos no eran ajenos a los aires reformistas provenientes del propio Kremlin y, por el otro, era determinante sin lugar a dudas el fardo de las coyunturas surrealistas provenientes de nuestra siempre convulsionada Latinoamérica.

La historia del Grupo Cultural Latinoamericano, (GCL) sin ni siquiera proponérselo sus miembros, arranca en 1988, a partir de los repetidos viajes emprendidos a Tesalónica por una nueva formación musical que heredaría los cachivaches de la Banda Tasba Pri. Por ende, el GCL primero surge como grupo musical y, luego, casi de inmediato, se sumarían las distintas y ricas expresiones artísticas existentes: danzas, pintura, poesía y exposiciones o midi-bazares.

Así pues, los fundadores y fundadoras de la agrupación musical, --conocida por algunos como “Bojo Latino”—fueron Rodrigo Medrano, (flamante director y arreglista) Gabby, Tony, Luis Rodolfo Aguilar (P&P), Guichi, Liz Edel Rocha, Harry y F. R. Altamirano. Gueorguía Medrano haría las veces de contacto del Grupo con las organizaciones griegas.

“Bojo Latino” rompió definitivamente con el molde de los grupos que promovían “la nueva canción” en Bulgaria. Fue ecléctico. Se adhirió a la música más emblemática del Caribe.

Es importante decir que, el paleolítico del GCL es un tanto desconocido. Dos varones, por separado, crearon la idea: Emilio, (ese incansable promotor de las danzas cubanas) y Gabriel de la Paz, un incógnito mexicano que vivía en Dervenitza.

Gabriel compartió la idea con Di Tayguer justamente en el último piso del 42-B, en una pequeña “habitación prestada por la domakinka” a los mexicanos. En ese pequeño lugar se dio “la junta”. Recuerdo que en ese mínimo espacio había una pila de libros, revistas y otros materiales didácticos donados por la Embajada a sus estudiantes. Con Gabriel se discutió en breve. El proyecto original era crear un grupo musical diferente, sin repetir a las “viejas formaciones”; la edición de una modesta revista de poesía cuyo nombre sería “Grafiti” y, la posible formación de un grupo de danzas.

Altamirano comunicó de inmediato la especie a Medrano. A Gueorguía, su esposa, se le encendió el bombillo y le dijo a Rodrigo: “Amor, ¿por qué no ensayan con Tony y el resto de los muchachos en la Embajada nica? Yo me encargo de hacer los contactos para que toquen en Tesalónica durante este verano”.

“Bojo Latino”, -nombre que no pegó entre la latinada— que significa en nicaragüense montoncito, puñito o alijo (de cannabis sativa, desde luego), se fortaleció porque entraron con mucha decisión al ruedo Emilio y su tropa, Betty Corona y sus mexicanos, los panas, ecuatorianos y colombianos, Belkys y su gente, Paloégato, Kiril y Gabby (que tocaba con “Bojo” y bailaba con “Siembra”).

De grata recordación son los paloemayos, casinos, sones, murgas, cumbias, ballenatos, merengues, llaneras, cuecas, joropos y zapateados que se bailaron en muchos lugares de la Maika Bulgaria. Por cierto, el Grupo de Danzas Latinoamericano, tomó en calidad de préstamo del LP del maestro Blades el nombre de “Siembra”. ¡Qué emoción!

El GLC también logró elaborar la modestísima revista de poesía “Grafiti” (que era un pequeño folleto, para ser más exacto), que estuvo bajo la dirección de Gabriel. Alex Ibiague, poeta y estudiante cubano, fue el más aventajado en ese segmento. Di Tayguer colaboró en esta empresa pero se retiró tácticamente porque el colectivo era una “manada de abstemios”. Se inspiraban en sus veladas artísticas con té y galletas (topel chaii y bisbitii). “Grafiti” le dio cabida a la caricatura. El primer número de la revistita, tuvo como portada a una bella joven que fue dibujada al carbón o grafito, pero desnuda. ¡Qué delicia de trabajo!

Con la participación de todas y todos, incluidos búlgaros “de la especie contemplativa”, como Yoro el komsomoletz y Nazco, un laureado pintor amigo de la causa latina, se logró montar un vistoso y estupendo bazar en el Parque de la Libertad de Sofía, que incluyó exposiciones de artesanías, suvenires, cestería, bordados, piezas de cerámica utilitaria y votiva, pinturas, fotografías, postales, estampillas, monedas, trajes típicos, mantas o pasacalles, ¡vino chileno!, danzas y música. ¡Todo un espectáculo!

Toda la latinada, en especial los cubanos y cubanas, dieron lo mejor de sí para consolidar el GCL. Eran un derroche de alegría y vitalidad, de veras que sí. Nazdrave para los siempre “crecidos y no envejecidos” muchachos y muchachas del Grupo Cultural Latinoamericano.


Nota: La foto que ilustra el artículo no es precisamente del Grupo Cultural Latinoamericano. No contamos con fotos de este grupo y agradecemos quien nos pueda enviar una.

1 comentario:

  1. Belkis21.7.09

    Exelente artículo y recopilación de información y recuerdos Tigre!!!! Como siempre, "te pasaste!".. qué memoria la que tenes!, Y pues, si, .. estoy feliz de haber formado parte de esa historia en Bulgaria!... qué tiempos más bellos y que compañeros más lindos!... Yo les enviaré fotos de los dos grupos, el de danza y el de musica.. aún existen!. je, je, je...

    ResponderEliminar

Deja tus comentarios!